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No cerraron la escuela para los funerales de Tim y Danielle, como hubieran debido
(no había lo suficiente de Shanna como para enterrarla y, con toda su familia
muerta, tampoco había nadie por quien
enterrarla), pero no estaban tomando asistencia.
No sé de quién fue la idea de un servicio doble, pero me
imagino que eso les ahorró a todos el pensar qué se pondrían para la próxima
ocasión. De esta manera se mataban dos pájaros de un tiro, como decía mi papá
cuando entrenaba a nuestro equipo de niños.
Toda la escuela y la mayor parte del pueblo permanecieron
parados en el aire caliente, escuchando a los altavoces pregonar sobre
“demasiado jóvenes” y “llamó a casa” y cosas por el estilo; pero mucha gente en
vez de prestar atención estaba atenta a las nubes que se formaban en el horizonte.
El tornado anunciado por la alarma cuando Danielle era asesinada no se había
presentado, pero en estos lugares nunca se sabe. Al menos eso es lo que todos
dicen. Mejor a salvo en el sótano que corriendo peligro en la calle, y todo
eso.
Como JR y yo éramos los últimos que quedábamos, estábamos al
frente de todo.
Cuando todos te miran así, tu cara medio que se convierte en
un maniquí, ¿verdad? Al menos la mía sí. Cada vez que me lamía los labios,
podía ver a alguien esperando que me echase a llorar.
Sin embargo, ya no me quedaban lágrimas. Me vacié de ellas
durante toda la noche después de Danielle, y desde entonces solo pensaba en que
el asunto ya casi terminaba. Casi, excepto por una persona.
¿Estaba bien que JR fuese el último? O sea, porque fue en su colina
donde encontramos a Manny. Todo estaba cerrando el círculo, como tanto les
gusta a los maestros, entrenadores y padres, porque eso confirmaría que el
mundo tiene sentido y está siguiendo un destino.
Pero él en realidad no sería
el último, pensé.
Si el barbero de España les corta el pelo a todos, quién se lo
corta a él.
Aquí yo soy el barbero.
Me estaba asegurando de que todos apareciesen asesinados para
que sus padres no tuviesen que vivir con la culpa del suicidio de sus hijos,
¿pero quién me daría a mí un corte de
cabello a la altura del cuello cuando todo terminara?
No tenía todo calculado, no.
Por ahora iba actuando noche tras noche. Amigo tras amigo.
Probablemente no ni siquiera iría al funeral de JR, lo sabía. De hacerlo, todos
formarían un círculo a mi alrededor para protegerme. Pero eso solo provocaría
que más gente fuera aplastada cuando Manny saliese del lago, alzase su
gigantesco pie… tal vez no sobre mí,
pero lo bastante cerca como para que pueda agacharse y me deje treparme a su
palma de plástico.
Oh, cuánto nos divertiremos.
Sí, ese soy yo siendo sarcástico.
Cuando Manny te lleve al lago, te ahogarás en la prisión de
sus manos, pensaba.
Deberíamos haberlo dejado donde lo encontramos. Jamás
tendríamos que habernos tirado en cajas por la colina. Deberíamos haber estado,
no lo sé, robando pollos de las parrillas. Jugando videojuegos, pescando,
besándonos, disparando a las aves con aire comprimido, cien cosas distintas.
Cada vez que encontraba a alguien mirándome, esperaba ver una
máscara de maniquí. No pensaría que era Manny (yo sabía dónde estaba, y qué tamaño tenía), sino que quienquiera que
la tuviese puesta, lo haría porque sabía que yo estaba fingiendo, que yo era el
responsable de todo.
Parece muy obvio cuando eres el que tiene sangre en las manos,
¿saben? Como que todos te están observando. Que todos esperan.
Incluso si me atrapaban, entonces sería una familia
destrozada, no cinco. Bueno, no cuatro, ya que la familia de Shanna quedó literalmente destrozada.
Ya no quiero hacer más cálculos, por favor.
Tampoco quería hacer lo que sabía que debía para terminar con
todo esto.
Podía ver los ojos de JR mirar rápidamente a su alrededor en
aquella máscara de pena, igual a la mía. Me imagino lo aterrador que debe
sentirse el saber que con toda seguridad estás en la lista del asesino, sin
saber quién es. Solo que tiene una máscara. Una máscara blanca.
Lo lamento, JR, le dije en mi cabeza, parado junto a él.
De verdad lo lamento. Cien por ciento.
Es que eres una sola
persona, no toda una familia. Y a Manny eso no le importa, amigo. No creo que
él sea malo, solo es enorme, torpe y está perdido. En Frankenstein (aún no la leyeron, ¿no?) nunca matan al monstruo.
Simplemente termina en medio del Ártico con islotes de nieve flotando a su
alrededor, como si fuera a congelarse. Termina cayendo dormido.
Creo que eso es lo que haría Manny. Solo que en el lago.
Por lo que sabemos, eso es lo que estaba haciendo cuando
apareció en el lodo del arroyo. Puede ser que haya sido amigo de algunos chicos
que viajaban en carretas o niños indios hace cien años, quienes finalmente
también lo abandonaron al crecer, y se quedó esperando. Esperando por nosotros.
Y por un tiempo fuimos perfectos para él. Lo éramos todo,
¿cierto? Él era el juguete ideal, hasta que dejó de serlo. Hasta que dejamos de
reírnos cuando alguno lo disfrazaba y lo dejaba en el jardín de alguien.
Sin embargo, él siempre estaba dispuesto.
Amábamos a ese tipo.
Y tal vez fue algo cruel revivirlo solo para una broma, lo sé.
Pero si no pensase eso, no habría razón para que no estuviésemos todos vivos,
graduándonos, haciendo nuestras vidas, teniendo hijos y romances, todo eso.
Por eso es que me tomo tan en serio mi misión.
No es exactamente mi culpa, pero de cierta manera sí, si lo
ves desde un solo ángulo.
Como sea (y esto es lo que también
susurraba en mi cabeza durante el funeral, y lo que seguramente JR estaba
pensando), realmente no quería vivir si todos mis amigos estaban muertos. Mejor
estar con ellos que sin ellos.
En el interior del blazer que me había comprado especialmente
para el funeral, oculta en un corte secreto que había hecho, estaba la máscara
de maniquí. Solo en caso de que los adultos decidieran que JR y yo
necesitábamos un tiempo solos, en nuestros antiguos lugares.
Pero no.
El resto del día hubo una multitud de gente dando vueltas a
nuestro alrededor todo el tiempo.
No sería hasta ocho días más tarde que podría encontrar a JR
en cierta manera solo.
Excepto que también fue entonces cuando todo explotó.
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