sábado, 9 de enero de 2021

"Confieso", la autobiografía de Rob Halford - ESPAÑOL - INTRODUCCIÓN

 


Mi nuevo proyecto es la traducción de Confess, la flamante y esperada autobiografía de Rob Halford, el mítico cantante de Judas Priest, famoso no solo por su voz privilegiada sino también ser uno de los primeros (si no el primer) artista de heavy metal en dar a conocer su homosexualidad.

Espero que lo disfruten.

Introducción

¡Me estoy asfixiando!

 

 

Son las 8 y media en la mañana de un día de semana a principios de los sesenta. Es hora de ir a la escuela. Le digo “ta-ra” a mi mamá y me largo por la puerta de adelante. Traspaso el portón de la cerca, camino hasta el final de nuestra calle, doblo a la izquierda por Darwin Road. Sigo por allí un poco más, giro a la derecha, tomo aire profundamente… y cruzo el canal.

              Al costado del canal (o en “el corte”, como decimos en Walsall) se levanta una inmensa fundición de metales llamada G. & R. Thomas Ltd. Era la clase de fábrica infernal que le dio al País Negro su nombre durante la Revolución Industrial: el tipo de agujero machacador, sofocante y maloliente donde trabajaba la mayoría de los muchachos de Walsall.

              Durante mi niñez, ese ruido, sofocación y hedor duraba veinticuatro horas al día, siete días por semana. Habría tomado demasiado tiempo y dinero apagar los enormes hornos y volverlos a encender, por lo que la fábrica nunca paraba. Y la mugre y el veneno que producía eran increíbles.

              Las metalúrgicas como G. & R. Thomas Ltd. definieron y dominaron el lugar donde viví, y cómo  viví. En casa, mi mamá colgaba nuestras sábanas blancas en el tendedero después de lavarlas, y las recogía veteadas de hollín gris y negro. En la escuela me sentaba e intentaba escribir en un pupitre que vibraba al ritmo de la gigantesca prensa a vapor que se encontraba en la fábrica al final de la calle:

¡THUNK! ¡THUNK! ¡THUNK!

              A veces, camino a la escuela, veía las siluetas de los trabajadores de G. & R. Thomas Ltd. volcando la enorme caldera del horno sobre el banco de arena. El metal fundido fluía como lava e instantáneamente se solidificaba en las inmensas losas del arrabio.

              Arrabio. El nombre parece resumir toda esa fealdad.

              Pasar por ahí todos los días camino a la escuela era una prueba que no siempre estaba seguro de poder superar. Los humos asfixiantes que emanaba la fábrica sobre el corte eran increíblemente tóxicos. Si el viento soplaba en la dirección equivocada, cosa que era común, las pequeñas partículas de carbón atrapadas en el humo se adherían fuertemente a tus ojos y se quedaban allí durante días. Dolían como la mierda.

              Siempre he dicho que yo respiraba y saboreaba el metal pesado antes de que se inventase la música…

              Entonces yo tomaba una larga bocanada de aire, apretaba mi portafolio y corría por el puente lo más rápido posible. En los peores días, cuando el smog y la polución eran tan gruesos que se podían cortar con un cuchillo, mi cerebro entraba en pánico y se rebelaba contra la odisea:

¡Me estoy asfixiando!

              Pero nunca me asfixié y siempre llegué al otro lado, incluso si estaba tosiendo y escupiendo. Luego debía hacer todo otra vez cuando volvía a casa por la tarde. Estaba acostumbrado. Esa era la vida en el País Negro.

              Hubieron muchos otros momentos de mi vida en los que pensé Me estoy asfixiando. Años claustrofóbicos y desesperantes (¡demasiados!) en los que me sentí atrapado: era el cantante de una de las bandas de heavy metal más grandes del planeta, y aún así tenía demasiado miedo de contarle al mundo que era gay. Me pasaba las noches sin dormir, preocupado y preguntándome:

              ¿Qué pasaría si lo cuento?

              ¿Perderíamos todos nuestros fans?

              ¿Eso mataría a Judas Priest?

              Ese miedo y angustia me sumieron en periodos muy oscuros. Era difícil respirar cuando estaba hundido en la cloaca del alcoholismo y las adicciones. Era difícil cuando rebotaba en relaciones sin futuro con hombres que ni siquiera compartían mi sexualidad. Y cuando más difícil resultó, fue el día en que un amante perturbado se despidió de mí con un abrazo… minutos antes de ponerse un arma en la cabeza. Y apretar el gatillo.

              Cuando te estás asfixiando, así es como vas a terminar si no tienes cuidado; y casi me pasa a mí: mi estilo de vida autodestructivo por poco me mata. Incluso lo intenté yo mismo. Pero sobreviví. Llegué al otro lado. Tomé una gran bocanada y crucé el puente y el canal.

              Hoy estoy limpio, sobrio, enamorado, feliz… y sin miedo. Vivo una vida honesta, lo que significa que nada ni nadie puede volver a lastimarme. Soy la versión rockera de un antiguo y muy secreto héroe personal: Quentin Crisp (quien aparece más adelante en este relato). Soy el homosexual majestuoso del heavy metal.

              Pensé el título perfecto para estas memorias: Confieso. No podría ser más apropiado. Porque, créanme, este sacerdote corrupto ha pecado y pecado una y otra vez, pero ya es hora de confesar esos pecados… y tal vez incluso de obtener tu absolución.

              Entonces oremos.

              Confieso es la historia de cómo aprendí a respirar de nuevo.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LATER de Stephen King EN ESPAÑOL - Capítulo 14

  14   Es hora de hablar de Liz Dutton, así que presten atención. Préstenle atención. Medía alrededor de un metro setenta, la altura d...