jueves, 25 de marzo de 2021

LATER de Stephen King EN ESPAÑOL - Capítulo 5

 

LATER - STEPHEN KING - En español

5

 

Estábamos en la calle 86, dirigiéndonos a Wave Hill en el Bronx, donde una de mis amigas de preescolar daba su fiesta de cumpleaños. (“Hablando de consentir a un niño,” dijo mamá.) Yo tenía el regalo de Lily en mi regazo. Tomamos una curva y vimos un grupo de gente parada en la calle. El accidente debió haber ocurrido poco antes. Un hombre yacía mitad en el pavimento y mitad en la acera junto a una bicicleta retorcida. Alguien le había cubierto la mitad superior con un abrigo. La mitad inferior mostraba pantaloncillos negros de ciclista con rayas tojas al costado, una rodillera y unas zapatillas todas ensangrentadas. La sangre también empapaba sus calcetines y piernas. Pudimos escuchar unas sirenas que se aproximaban.

Parado junto a él se encontraba el mismo hombre, con idénticos pantaloncillos y rodillera. Tenía el cabello blanco con rastros de sangre. Su rostro estaba partido justo por la mitad, de arriba abajo, me imagino que debido al golpe contra el bordillo. Su nariz estaba dividida en dos, al igual que su boca.

Los autos estaban frenando y mi madre dijo, “Cierra los ojos.” Ella estaba mirando al hombre caído, por supuesto.

“¡Está muerto!” comencé a gritar. “¡Ese hombre está muerto!”

Nos detuvimos. Debimos hacerlo. Por los autos adelante de nosotros.

“No, no lo está,” dijo mamá. “Está dormido, eso es todo. Es lo que ocurre a veces cuando alguien se golpea muy fuerte. Estará bien. Ahora cierra los ojos.”

No lo hice. El hombre destrozado alzó una mano y me saludó. Ellos saben que los puedo ver. Siempre saben.

“¡Su cara está en dos partes!”

Mamá miró otra vez para asegurarse, vio que el hombre se encontraba cubierto hasta la cintura y dijo, “Deja de asustarte, Jamie, solo cierra lo…”

“¡Él está ahí!” señalé. Mi dedo temblaba. Todo me temblaba. “¡Justo ahí, parado junto a él mismo!”

Eso la espantó. Lo supe por la forma en que apretó la boca. Apoyó luna mano sobre el claxon. Con la otra, accionó el botón que bajaba su ventanilla y comenzó a agitar la mano hacia los autos de adelante. “¡Vamos!” gritó. “¡Muévanse! ¡Dejen de mirar, por Dios, esto no es una puta película!

Se movieron, excepto por el que estaba justo frente a ella. Ese tipo estaba inclinado mientras tomaba fotografías con su teléfono. Mamá arrancó y lo golpeó en el parachoque. Él le mostró el dedo. Mi madre retrocedió y entró en el otro carril para rodearlo. Desearía haberle mostrado el dedo también, pero estaba demasiado asustado.

Mamá esquivó apenas un patrullero que venía en la otra dirección, y se dirigió hacia el lado más alejado del parque lo más rápido que pudo. Ya casi había llegado cuando me desabroché el cinturón. Mamá me gritó que no lo hiciera pero no le hice caso; bajé mi ventanilla, me arrodillé en el asiento, me incliné hacia afuera y vomité en todo el costado del auto. No pude evitarlo. Cuando llegamos al lado oeste de Central Park, mamá frenó y me limpió la cara con la manga de su blusa. Debe haberla vuelto a usar, pero si lo hizo no lo recuerdo.

“Dios, Jamie. Estás blanco como el papel.”

“No lo pude evitar,” dije. “Nunca vi a nadie como él. Le salían huesos de su na-nariz…” Entonces volvieron las arcadas, pero me las arreglé para echar casi todo en la calle, en vez de nuestro auto. Además, no había demasiado.

Ella me acarició el cuello, ignorando a alguien (tal vez el mismo que nos había mostrado el dedo) que nos bocineó y rodeó nuestro auto. “Cariño, es solo tu imaginación. Él estaba tapado.”

“El del suelo no, el que estaba parado al lado. Me saludó.”

Ella me observó por un largo rato, pareció que iba a decirme algo, y luego simplemente abrochó mi cinturón. “Me parece que deberíamos cancelar la fiesta. ¿Qué te parece?”

“Bien,” dije. “Igual, no me gusta Lily. Me pellizca durante la hora del cuento.”

Nos fuimos a casa. Mamá me preguntó si podría retener una taza de chocolate, y le dije que sí. Bebimos juntos en la sala. Aún tenía el regalo de Lily. Era una muñequita con traje marinero. Cuando se la di a Lily la semana siguiente, en vez de pellizcarme me dio un beso en la boca. Se burlaron de mí por eso, y no me importó en lo más mínimo.

Mientras nos bebíamos la chocolatada (ella debió haberse echado algo extra en la suya), mamá dijo, “Cuando estaba embarazada me hice la promesa de que nunca le mentiría a mi hijo, así que aquí vamos. Sí, ese tipo probablemente estaba muerto.” Hizo una pausa. “No, seguro que estaba muerto. No creo que un casco de ciclista lo hubiese salvado, y tampoco vi ninguno.”

No, no usaba casco. Porque de haber tenido uno cuando lo chocaron (nos enteramos de que fue un taxi), lo habría llevado puesto mientras permanecía junto a su cuerpo. Ellos siempre llevan puesto lo que tenían cuando murieron.

“Pero solo imaginaste que le viste la cara, cariño. No pudiste haberlo visto. Alguien lo cubrió con una chaqueta. Alguien muy gentil.”

“Él tenía una camiseta con un faro,” le dije. Luego pensé en algo más. No era de mucho consuelo; pero luego de algo como aquello, supongo que debes aprovechar lo que tengas. “Al menos era bastante viejo.”

“¿Por qué lo dices?” Ella me miraba extrañada. Haciendo memoria, creo que fue entonces cuando ella comenzó a creer, al menos un poco.

“Su cabello era blanco. Excepto en las partes donde tenía sangre.”

Comencé a llorar de nuevo. Mi madre me abrazó y acunó, y me quedé dormido en sus brazos. Les diré algo, no hay nada mejor que una madre cuando te asaltan pensamientos escalofriantes.

Recibíamos el Times en la puerta. Mi madre generalmente lo leía en la mesa, con la bata puesta, mientras desayunábamos; pero el día después de lo del Central Park ella se encontraba leyendo un manuscrito. Cuando acabamos el desayuno me dijo que me vistiese y que tal vez iríamos a pasear por Circle Line, así que debió haber sido un sábado. Recuerdo pensar que era el primer fin de semana en que aquel hombre estaba muerto. Eso revivió todo el asunto.

Hice lo que me dijo, pero antes entré en su dormitorio mientras ella se duchaba. El periódico estaba sobre la cama, abierto en la página donde ponen a los muertos lo suficientemente famosos para el Times. Ahí estaba la foto del hombre del Central Park. Su nombre era Robert Harrison. A los cuatro yo ya leía a un nivel de tercer grado, mi madre se enorgullecía de eso, y no habían palabras difíciles en el titular, que fue todo lo que leí: CEO DE LA FUNDACIÓN FARO MUERE EN ACCIDENTE DE TRÁFICO.

Vi otros muertos después de eso (el dicho según el cual en la vida vivimos la muerte, es más acertado de lo que la gente cree) y algunas veces se lo conté a mamá, pero la mayoría de las veces no lo hice porque me di cuenta de que la perturbaba. No fue hasta que murió la señora Burkett y mamá encontró los anillos, que realmente tocamos el tema de nuevo.

Esa noche luego de que ella se fuera de mi habitación pensé que no podría dormir, y si lo hacía soñaría con el hombre del Central Park, su cara abierta por la mitad y los huesos asomando por la nariz; o con mi madre en su ataúd, pero también sentada a los pies del púlpito, donde solo yo podría verla. Sin embargo, hasta donde recuerdo, no soñé nada. La mañana siguiente me levanté sintiéndome bien, mamá lo mismo, y bromeamos como lo hacíamos algunas veces, y ella puso mi pavo en el refrigerador, y luego me llevó hasta la escuela, y la señora Tate nos habló de los dinosaurios, y la vida continuó siendo buena por dos años. Hasta que todo se derrumbó.


 

5 comentarios:

  1. Grande fabro! Recién termine el 4 y ya me encuentro el 5!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hasta el domingo inclusive tengo programados capítulos. Espero poder traducir más para la semana que viene; el trabajo me quita mucho tiempo.

      Eliminar
  2. No pasa nada Fabri,traduci cuando puedas y tengas ganas, no hay apuro, gracias por todo tu trabajo, no sólo en este libro, sino en todo lo que subiste, se nota que le pones ganas y te gusta mucho! Abrazo grande

    ResponderEliminar
  3. Gracias, amigo. Justo ayer salió la noticia de que en junio va a estar la traducción oficial, así que me desmoralicé un poco Jajajajaja

    ResponderEliminar
  4. Betway Casino: Login & Mobile App | Jtm Hub
    With 진주 출장마사지 a wide range of online 부산광역 출장마사지 casino and sports betting 하남 출장샵 apps you can bet on 충청남도 출장안마 all your favourite sports including horse racing, tennis, 안산 출장샵 cricket, and more.

    ResponderEliminar

LATER de Stephen King EN ESPAÑOL - Capítulo 14

  14   Es hora de hablar de Liz Dutton, así que presten atención. Préstenle atención. Medía alrededor de un metro setenta, la altura d...